Ya era hora que las lluvias y el mal tiempo nos diesen un respiro para poder disfrutar del domingo como nos gusta, pedaleando en buena compañía.
En esta ocasión nos acercamos al Monte Corona para pasar por los majestuosos árboles que en un rincón de dicho monte se encuentran, las secuoyas.
Unos 45 kilómetros en poco más de cuatro horas fueron los que se recorrieron en una mañana bien fresca pero con buena luz y sin lluvia.
LA CRÓNICA
A las nueve y media de la mañana los participantes en esta ruta dominguera iban haciendo acto de presencia con la ilusión y las ganas de volver a la rutina de los domingos que nuestro Club ofrece a todo aquel y aquella que quiera venir a realizar las rutas que tenemos programadas.
Foto simpática de grupo y........
emprendemos viaje.
Subida a Quijas comandada por Villa.
Desde Quijas nos vamos hacia Villanueva de la Peña. Allí nos salimos de la carretera y nos metemos a la derecha para pasar por las parcelarias dirección a Mazcuerras.
Paso de agua por dicho pueblo, aunque algunos prefirieron no mojar la bici por si acaso.
Monumental puente que nos brinda la posibilidad de pasar por encima del río Saja para cruzar desde Mazcuerras a la zona de Carrejo.
Después de pasar por Cabezón de la Sal, nos metimos de lleno en el Monte Corona.
Y aquí iniciamos la subida por una pista que nos llevaría a las secuoyas.
No sin antes sufrir un poco en la subida con el barro, ya que a la mínima la rueda patinaba un poco, verdad Ricardo???
Al final de la subida, nos reagrupamos y aprovechamos a comer alguna cosilla de esas que los ciclistas solemos llevar en los bolsillos del maillot.
Acto seguido iniciamos un pequeño descenso.
Uno de los momentos en los que había que poner toda la atención ya que este pequeño descenso tenía su complicación técnica con el barro y la estrechez del sendero.
La opción menos arriesgada fue la de bajar a patita.
Lo mismo ocurrió al tener que pasar por debajo de alguna quima caida.
Una vez llegamos a la zona de las secuoyas, reagrupamiento y otro pequeño descanso.
Seguimos ruta que se nos hace de noche, jeje.
La vuelta la hicimos por la carretera que va por la orilla de la autovía hacia Cabrojo.
Aún nos quedaba alguna cuesta que afrontar.
Al llegar a la estación de Casar y ver que el tren se nos había escapado, decidimos seguir en bici.
Como se volvía un poco pronto, y eso iba a hacer que pensar a nuestras mujeres, alguien decidió meternos en otro reto.
Una pista que nos sube desde las cercanías de La Busta hasta Lloredo.
Alguno haciendo el kiko volcó.
Otro no supo aguantar correctamente a los caballos que se le desbocaron.
En fin, lo importante es que todos fuimos llegando poco a poco a lo más alto y allí nos volvimos a reagupar para que ninguna oveja se nos pierda.
Seguimos camino hacia el Camarao dejando San Pedro de Rudagüera atrás.
Y ya en Villapresente, realizamos el último reagrupamiento donde nos vamos despidiendo de este día tan estupendo que hemos podido disfrutar hoy.
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