Esta imagen vale más que mil palabras, pero por si acaso alguien no lo entiende voy a explicar esta instantanea con pocas palabras: #fresquito#lluvia#pinchazo#pinchazo#pinchazo#pinchazo#vaya caca
LA CRÓNICA
La mañana empezaba con el suelo mojado pero las previsiones no eran muy malas para salir en bici. Buena temperatura y tendencia a dejar de caer nuestra querida lluvia.Iniciamos nuestra marcha tranquilamente hacia el monte Tejas.
En cabeza tenemos a nuestra pareja de campeones que el sábado día 8 pusieron el pabellón de BTT La Robleda por todo lo alto quedando Mario en el puesto 33 y Pili la primera en feminas y en el puesto 55 de la general. Ole y ole.
Acudimos también a la cita Jose, nuestro Presidente, Fernando, Yosu y un servidor que hicimos lo que pudimos, jejeje.
Volvemos a la crónica.
De camino al monte Tejas pasamos por el parque de la Viesca.
Y por el de el Ansar de Cartes.
Qué porqué paramos aquí?. Pues chico, ni idea. Pasaron tan pocas cosas que no me acurdo de ninguna, jajaja
Ah si, casi se me olvida. Nuestro querido compañero Robert pinchó la rueda inexplicablemente cuando veníamos por el carril bici de Cartes. Un cambio rápido de cámara y a seguir adelante.
En el paso entre las montañas por Caldas, la cosa se ponía fea y ya empezábamos a pensar en ponernos el chubasquero.
Oye, dicho y hecho. Empezó a llover como si no costase dinero y tuvimos que ponernos la prenda impermeable.
En cuanto la señora de turno nos dio la salida, continuamos con la marcha.
Llegamos a Tarriba donde ya no llovía y pudimos quitarnos el chubasquero. Cierto es que para entonces ya habíamos parado unas cuantas veces.
Conocimos un paso nuevo que une Tarriba con la carretera del cementerio de San Felices de Buelna.
Dicho cementerio tiene una repechito muy interesante para calentar piernas.
Poco después nos metimos de lleno en el monte Tejas que cruzamos tras alguna paradita que otra.
Poco antes de salir del monte, tuvimos que superar un repecho corto pero muy técnico. Solamente Pili lo supero sin posar el pie en el suelo. Uffff, que tía.
Pero seguimos avanzando y disfrutando del recorrido.
El cielo, lejos de querer abrir, se iba poniendo cada vez más oscuro y amenazante.
Hasta tal punto que antes de llegar al alto de Hijas, tuvimos que volver a ponernos la escafandra.
Robert no tubo el día con la rueda trasera. No había manera de encontrar que es lo que estaba causando pinchazo tras pinchazo. Al final le tuvimos que avandonar a su suerte ya que no podíamos hacer más. El pobre hombre quedó en el alto de Hijas rodeado de lobos, arañas y calandracas...
Seguimos, pero ya con dirección a casita porque el día no daba para más y el agua nos estaba mojando.
Volvimos sobre nuestros pasos esperando que a Robert le fuesen a buscar, que así fue, y que el próximo domingo viniese un poquito mejor que este.
La verdad es que no nos podemos quejar de este verano, en lo que respecta a las rutas domingueras, ya que hemos tenido unos días estupendos para disfrutar de este deporte que nos apasiona y nos une.
Para ver las pocas fotos que se han hecho, pincha en el banner del Club.
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